A veces las personas son estúpidas.
Quieren a una persona, la aman...
pero se cansan de esperar,
por no tener paciencia,
por la duda de pensar “si le gusto, ¿por qué no hace nada?”,
y prefieren tener algo que no amen tanto a no tener nada que amar.
Por el miedo de no tener a nadie a nuestro lado.
Por el miedo de acabar solos en la infinidad de un mundo tan extraño.
Por el miedo de no saber que hacer.
Por el miedo… a la soledad.