Agua. Agua que corre, que se desliza, que sigue imparable su curso, que no piensa parar nunca. Agua que baña mis párpados, ahora cerrados para evitarla. Mis mejillas color melocotón. Mi nariz, ni muy pequeña, ni muy prominente. Mis labios, carnosos y del tamaño preciso para que todos los rasgos de mi cara no sean algo grotesco. Se desliza juguetona por mi cuello, acariciándome en lugares donde nadie ha llegado aún. Y más abajo. Mis hombros, demasiado cuadrados. Parecen hombros de camionero, cosa que, lógicamente, no soy. Y sigue bajando. Empapa mis pechos. Erizados por el agua fría que me acompaña en este dulce baile. Y sigue bajando, y más, y más, y más abajo. Llega hasta mi ombligo. Lugar recóndito de este cuerpo mío. Y ella, pura transparencia, llega a rincones innombrables de mi anatomía. Espacios inexplorados, selva virgen de una mujer que aún no ha conocido hombre. Y discurre por mis piernas. Ni bonitas, ni largas. Piernas corrientes de una persona normal. Y mis pies reciben a mi purificadora con alegría. Cosa que me hace sentir viva.
aaaaaaaaaaana no sabia que tenias un blog xD
ResponderEliminarjojojo
te sigo,y asi ya tienes 3 seguidores!
:)
besitosss!
pasate por el mio si quieres
pero no tiene nada que ver con el tuyo pero bueno xD
www.amllull.blogspot.com