Quizás no sepa sumar, no sepa que en la ecuación dos no cabemos. Quizás tampoco tenga mucha idea sobre restas, ni sobre como sobrellevar un desamor. Quizás tenga que perder para aprender a ganar, y quizás tu amor sea ligero y diáfano como el viento.
Pero yo soy la chica, la chica que se encarga de buscar impedimentos donde no los hay, la que retuerce las situaciones hasta exprimir lo peor de la gente, la que sonríe y te envía un dardo de morfina, la que si puede te pegaría la rabia, la que inventa mil excusas para no abrir su corazón, la que oprime sus deseos y falsamente envalentona su alma, la que asiente y sonríe cuando ni acepta ni es feliz, la que construye estereotipos de si misma y los vende para que no descubran como es, la que SIEMPRE da y tan pocas veces recibe. Soy la chica de las mil caras, las cien mentiras, los diez malos gestos y el único sexo posible. Soy la chica que todos consideran buena pero en la que anida una ponzoña más dañina que el cáncer más perverso, en la que lo blanco nunca será puro y en la que lo negro entrama su atractivo. Soy la chica de ninguna parte, de ningún lugar. La chica sin destino, sin casa y sin amor.
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