Parezco fuerte. La chica insensible, la mujer de hielo, la joven que no tiene corazón... Pero no lo soy, al menos, no lo he sido siempre.
He creado una empalizada, una muralla que aisla y protege mi corazón, un muro que impide que sea lastimado por alguien, una pared que evita que algo malo entre, una jaula que aprisiona los sentimientos, una prisión de los deseos no expresados, una urna tan frágil como el cristal, un baúl olvidado en algún rincón. Mi corazón se convirtió en mi peor enemigo, destruyéndome por dentro, matándome lentamente pero dejando vivo el cuerpo en el que habito.
Pero un día, sin previo aviso, alguien se posó en el muro. No fue un golpe brusco, simplemente un ligero roce que hizo trizas todo mi trabajo, todo mi esfuerzo por protegerme, de mi misma y de mis sentimientos.
Pensé que me rompería, que me haría añicos, que no sería capaz de soportar el peso de lo que siento, que el mundo real podría conmigo.
Pero, sinceramente, en el momento en que se derrumbó la muralla... comencé a vivir.
ME ENCANTA, tu SÍ que eres increíble! Y sí, yo también cree esas barreras aunque luego se esfumaron, ahora están pero casi no las siento!
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