Te juro que al verte sentí lo mismo que la última vez.
¿Qué? ¿Ganas de echar un polvo?
Si... y de tener una vida contigo.


martes, 15 de noviembre de 2011

Destroyed.

Te pierdes en tu propio océano, en tu mar de incertidumbre, en tu cóctel sentimental. Te pierdes y no tienes ni idea de cómo volver a encontrarte, ni siquiera sabes si, realmente, quieres encontrarte. El camino tan claro, tan diáfano, ESE futuro que vislumbrabas para ti, se ha perdido; se ha perdido y nunca vas a recuperarlo. Como nada de lo que tenías antes. Los pasos que das ya son completamente a ciegas, sin ningún tipo de sentido y cada vez andas más expuesta. Las críticas que antes aceptabas ahora ahondan en ti como nunca antes lo habían hecho, cualquier comentario puede transformar tu humor. Y los pasos te exponen cada vez más y más. Aparentas ser lo que no eres. Una chica alegre, con sentido del humor, simpática, graciosa y segura de sí misma. Sí supieran, realmente, que tú no eres nada de eso, no se lo creerían. Llevas tan intrínseca la cuestión de no dejar ver quién eres que la forma que tienes de mentir ya se presenta como natural. Te han cortado tanto las alas y, de una forma tan brutal, que perdiste todas las ganas de volver a extenderlas. Pero mentirías si dijeras que nunca lo intentaste. Claro que lo intentaste. Lo intentaste una única vez, y esa única vez fue suficiente. Fue suficiente para saber que es precioso, que la sensación de libertad es maravillosa, que los sentimientos que surgen de ello pueden transformar la inexistencia en la realidad. Fue suficiente para saber que las alas extendidas abarcan más, pero también para darte cuenta de que, extendidas, las alas están más expuestas. 


Y a ti, sinceramente, te fallaron en pleno vuelo.

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