Hay personas que alteran tus ciclos
alimenticios y no te importa en absoluto. Otros, sin embargo, alteran por
completo tus días. Existen personas que entran sin ser llamadas y ese, sin
duda, es de los mejores regalos que te podrían hacer. Por otro lado, están esas
personas que te dan sorpresas un día entre semana o que se dedican a hacerte
feliz con cada pequeño detalle. Hay otras personas que tienen miedo de algo a
lo que no deberían temer, que cocinan a ciegas y que son dueños de una playa
entera. Existen algunas otras personas que al sonreír hacen que los problemas
desaparezcan y tus ganas de quererles se hagan proporcionales a la belleza que
desprenden. También encontramos a ese tipo de persona que siempre tiene una
historia que contar, con un nuevo giro, una nueva trama y un final alternativo
para cada momento del día. Pero además existen personas que son adictivas,
personas de las que no te quieres separar nunca y a las que pasarías abrazando
durante mil lustros. A parte, existe otro grupo de personas que siempre está
peinada aunque ellos crean que no, que con una mirada dicen todo y que corren
para llegar a todas partes. Personas que moverían montañas por ti y que se
pondrían entre una bala y tú. Hay personas que, sólo con tocarte, activan todos
tus sentidos y llegan a crear uno nuevo, única y exclusivamente para esos
momentos que juntos compartís. Por otro lado están esas personas que se pirran
por el queso tierno, que tienen una insana adicción por los cereales de leche y
que se comen los tarros de mermelada de dos en dos. También hay personas que
quieren enseñarte a pescar y que, contradictoriamente, dejan peces en tu casa
para que se los cuides durante un tiempo. Existen personas a las que, en poco
tiempo, puedes llegar a querer con locura; incluso cuando interrumpen un beso
para preguntarte de qué equipo eres.
Luego hay personas que aúnan todas y cada una de esas cualidades.
Y a esas personas,
merece la pena conservarlas.
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