Te juro que al verte sentí lo mismo que la última vez.
¿Qué? ¿Ganas de echar un polvo?
Si... y de tener una vida contigo.


lunes, 9 de enero de 2012

People.


Hay personas que alteran tus ciclos alimenticios y no te importa en absoluto. Otros, sin embargo, alteran por completo tus días. Existen personas que entran sin ser llamadas y ese, sin duda, es de los mejores regalos que te podrían hacer. Por otro lado, están esas personas que te dan sorpresas un día entre semana o que se dedican a hacerte feliz con cada pequeño detalle. Hay otras personas que tienen miedo de algo a lo que no deberían temer, que cocinan a ciegas y que son dueños de una playa entera. Existen algunas otras personas que al sonreír hacen que los problemas desaparezcan y tus ganas de quererles se hagan proporcionales a la belleza que desprenden. También encontramos a ese tipo de persona que siempre tiene una historia que contar, con un nuevo giro, una nueva trama y un final alternativo para cada momento del día. Pero además existen personas que son adictivas, personas de las que no te quieres separar nunca y a las que pasarías abrazando durante mil lustros. A parte, existe otro grupo de personas que siempre está peinada aunque ellos crean que no, que con una mirada dicen todo y que corren para llegar a todas partes. Personas que moverían montañas por ti y que se pondrían entre una bala y tú. Hay personas que, sólo con tocarte, activan todos tus sentidos y llegan a crear uno nuevo, única y exclusivamente para esos momentos que juntos compartís. Por otro lado están esas personas que se pirran por el queso tierno, que tienen una insana adicción por los cereales de leche y que se comen los tarros de mermelada de dos en dos. También hay personas que quieren enseñarte a pescar y que, contradictoriamente, dejan peces en tu casa para que se los cuides durante un tiempo. Existen personas a las que, en poco tiempo, puedes llegar a querer con locura; incluso cuando interrumpen un beso para preguntarte de qué equipo eres.
Luego hay personas que aúnan todas y cada una de esas cualidades.


 Y a esas personas,
 merece la pena conservarlas.

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