Te juro que al verte sentí lo mismo que la última vez.
¿Qué? ¿Ganas de echar un polvo?
Si... y de tener una vida contigo.


miércoles, 30 de marzo de 2011

Optimistic Day.

Hoy no es un día especialmente alentador, ni es de ese tipo de días en los que tienes dibujada en la cara la típica sonrisa tonta, ni tampoco es ese día en el que los colores del mundo son más brillantes que de costumbre.
Hoy no es un buen día. Es un día de esos en los que tienes sueño, es de ese tipo de días en los que tomas conciencia de que por mucho que luches tu nota en inglés no va a subir de un mísero seis, es de esos días en los que el mundo te desencanta y un pinchazo gobierna tu muslo derecho.
Pero, por otro lado completamente opuesto, sabes que esa sensación no es permanente, que la tensión no va a existir siempre y que los días tristes son parte de la felicidad. Sabes que todo es cuestión de rachas y épocas, que todo radica en mirar al futuro a los ojos y decirle No te tengo miedo. Puedes venir cuando quieras. Sabes que equivocarse y errar no van de la mano de connotaciones negativas, y que ambos son necesarios en la vida. Sabes que el destino sonríe a los que se atreven a sonreírle antes , y que todo eso de que está escrito en las estrellas, no son más que patrañas. Sabes que, aunque jamás podrás conocer el sabor de una nube o el olor de una estrella, la imaginación puede ir mucho más allá; y que un día, no muy lejano, verás todo con una claridad impoluta. Sabes que los sentimientos fueron creados para hacer feliz, pero también para ocasionar los mayores sufrimientos del mundo. Sabes que no todo siempre va como desearíamos, podríamos ser más altas, más delgadas o tener un tema de conversación apasionante; sin embargo, también sabes la suerte que has tenido de nacer donde lo has hecho.
Por ello, tienes que coger tu día poco alentador, tu día soñoliento y darle la vuelta. Forzar a que los colores brillen, las mariposas sonrían y los sentimientos, por esta vez, te hagan feliz. Tienes que conseguir un día optimista, en el que descubras la banda sonora de tu vida, tu propia melodía.
 
 
Mi melodía es
el silencio de tus palabras.

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