Dio un gran paso.
Se abrió. Poco. No como un enorme ventanal en un caluroso verano, más bien como una tímida rendija en el más frío de los inviernos. Me dejó ver de si algo que nadie más había visto, creo que ni él mismo se lo había enseñado nunca por miedo a no comprenderse, por miedo a no gustarle lo que viese. Pero aún así, me mostró algo. Mínimo, ínfimo, minúsculo, reducido; pero ya fue más de lo que nunca le hubiese pedido.
Sé como es... realmente sé p o c o de él.
Pero algo que tengo claro es que estas cosas no le van.
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