- ¿Quiéres jugar? Pues, juguemos.
- No te entiendo. ¿A qué quieres jugar?
- No, eres tú quien quiere jugar; sólo que aún no lo sabes.
- ¿Ah, si? ¿Y a qué, según tú, quiero jugar?
- Es muy simple. Cierra los ojos.
- ¿Qué cierre los ojos?
- Sí. ¿Confías en mi?
- Absolutamente.
Cierra los ojos, y le beso.
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